Maria Felix Boda

El vestido de novia que María Félix usó en sus nupcias con Jorge Negrete

El vestido que usó “La Doña”; en sus nupcias con Jorge Negrete fue diseñado por uno de sus vestuaristas favoritos.

Si poco distinguía a María Félix era su elegancia y eso se notaba en las joyas y bizarría que usaba a diario. Desde trajes sobrios firmados por Givenchy y Dior hasta elegantes guardarropa de perplejidad que eran la celos de muchas.

Pero así como le gustaba vestirse con marcas de ostentación a las que muy pocos en su distancia tenían acceso, igualmente aprovechaba cualquier ocasión para gloriar sus raíces y portaba estética de diseñadores mexicanos, como fue el día de sus nupcias con Jorge Negrete en 1952.

Para este momento tan especial, “La Doña” utilizó la creación de Armando Valdés Peza, diseñador de vestuario que ya había trabajado con María Felix en varias de sus películas. Para naciente día, Valdés Peza hizo un práctica inspirado en los trajes de las adelitas, con una ajustador de cuello egregio y una ladera amplia; todo en color palo de rosa.

Contaba con dos piezas, de la cual una chaquetilla con botones y de cuello alto cuyo emplazamiento focal era un donjuán pasador a forma de collar. La pendiente estaba hecha de tejido color canto de rosa que se acompañaba de un cinturón para remarcar la película de “La Doña”. Además, tenía una amplia crinolina para darle el compendio al gala que la transformara en un verdadera novia.

No era un práctica de novia común en los tiempos en que lo peculiar de la experiencia es que el vestido de dos piezas fue diseñado inicialmente para ser parte del vestuario de la película El Rapto (1954) misma en la que trabajó con Jorge Negrete. Años después, María volvería a explotar la camisa para la plancha Flor de Mayo (1959).
Y así como no era un traje de novia común, tampoco lo fue toda la lista llena de elegancia de los invitados, entre ellos Diego Rivera, Frida Kahlo y Octavio Paz. Las mujeres recibieron indicaciones precisas de aprovechar un rebozo y escapar de los vestidos fastuosos de baile.

Con esto en mente imaginamos una juerga muy mexicana en los jardines de la Finca de Catipoato, propiedad que  María Félix tenía al sur de la Ciudad de México, en la que seguramente hubo mucha música, tequila y mariachis.